-¿Quién
eres tú?-dijo, con un hilillo de voz.
-¿No
es evidente? Soy el nis-le explicó Vince.
-Eso
es a lo que me refiero-explicó, incorporándose. Llevaba una túnica
grisácea.-Todo el mundo habla del nis, pero no se lo que es.
-¡Ah,
es verdad, no eres himesiana!-se acordó Vince.-Un nis es el
gobernante de un conjunto de tierras, aunque hay algunos nis que son
más poderosos que otros. Yo, por ejemplo, además de ser nis de
Mímia, soy protector del lago Macirmerm, que es el territorio que
rodea la ciudad. Sin embargo, un pueblo cercano llamado Espuma de Mar
tiene un nis, pero tendría que arrodillarse ante mi presencia, y, a
su vez, yo tendría que arrodillarme ante los reyes de Atïtec o los
emperadores de Himesi.
-Ya
lo entiendo. Tú serías como un señor feudal y el nis de Espuma de
Mar como un alcalde o algo por el estilo-murmuró. Al ver la
expresión en la cara de Vince, negó con la cabeza.-Bueno, ¿cómo
quieres que te llame?
-Si
te sirve puedes llamarme Nis. O si quieres, llámame Vincent o Vince,
me da igual. Incluso...-titubeó. No sabía por qué, pero le parecía
que podía hablar con total comodidad con esa extraña-...incluso
puedes llamarme Vicente, pero sólo me llama así mi madre.
-Te
llamaré Vince, es el que más me gusta-confirmó la joven, esbozando
una tímida sonrisa.-Yo me llamo Eva. Eva Redfield.
-Eva.
Me gusta ese nombre. ¿Es de Idhún?-le preguntó Vince.
-No,
me lo puso mi madre. Es terráqueo, y según la religión
predominante, Eva fue la primera mujer que existió-al ver que Vince
fruncía el ceño, confuso, le aclaró su situación.- He vivido toda
mi vida en la Tierra-se encogió de hombros.-De hecho, hasta hace
menos de dos meses no sabía que era idhunita.
-¿Es
por eso por lo que te escapaste?-le preguntó Vince suavemente. Eva
se quedó perpleja por un momento, pero comprendió al instante a lo
que se refería. Se abrazó a sí misma y sus ojos se oscurecieron
levemente.
-En
parte-respondió. Le rehuyó la mirada y la fijo en el armario,
conteniendo las lágrimas. Vince le agarró del brazo, y ésta lo
miró.
-A
los atïtecanos nos gusta ayudar a las personas que lo necesitan-le
dijo, muy serio.-Cuéntame lo que te ocurre, solo así podremos
ayudarte.
-Está
bien-Eva se secó sus húmedos ojos con la manga de la túnica, y se
aclaró la garganta.-Pero es una larga historia, ¿estás
preparado?-Vince asintió.-A ver, ¿por dónde empezar?
-Por
el principio, supongo-le ayudó Vince.-Es por donde normalmente
empiezan las historias.-Eva asintió.
-De
acuerdo, pues. Todo empezó en Idhún, hace aproximadamente unos
cincuenta años. Verás, en el panteón idhunita hay seis dioses, uno
por cada raza, pero también hay otro, más oscuro, llamado
simplemente el Séptimo, el dios de unas criaturas denominadas sheks,
que son una especie de serpientes aladas. El Séptimo se coló en el
cuerpo de un nigromante denominado Ashran, y sumió a Idhún en una
opresión controlada por los sheks. Pero los seis dioses enviaron una
profecía a los idhunitas, que decía que un unicornio y un dragón
derrotarían a Ashran. Por desgracia, llegó a oídos de Ashran, y
convocó un gran hechizo denominado Conjunción Astral con el cuál
barrió a los dragones y unicornios de la faz de Idhún.
>>Pero
dos jóvenes encontraron un bebé unicornio y un bebé dragón, y los
enviaron, a través de un portal, a la Tierra, junto con unos magos
renegados y los propios jóvenes, llamados Shail y Alsan, que tenían
la misión de encontrar a sus salvadores. Por desgracia, Ashran
también se enteró de ello, y juntó las almas de su propio hijo con
la de un shek para formar un híbrido capaz de encontrar y asesinar
al dragón y al unicornio, llamado Kirtash.
>>Pero
durante el viaje entre mundos, algo salió mal, y los pequeños
salvadores de Idhún perdieron su cuerpo, reencarnándose en los
cuerpos de dos bebés que acababan de nacer, convirtiéndolos en
híbridos. El cuerpo en el que se asentó el unicornio es el de mi
madre, Victoria.
-Y
el del dragón era tu padre, ¿no?-le apremió Vince.
-No
tan rápido-le regañó Eva. -Bueno, estos dos híbridos crecieron
como niños normales, a veces un poco especiales pero sin salirse de
lo común, hasta que Kirtash los descubrió, y Shail y Alsan les
salvaron y entraron bajo su protección. Tras descubrir su verdadera
identidad, Shail, Alsan, Victoria, el dragón, que se llamaba Jack, y
Kirtash, que se había enamorado de mi madre, al igual que Jack, y la
protegería en lo que fuera; abrieron un portal y cruzaron hasta
Idhún.
>>Una
vez en Idhún, lograron vencer a Ashran, con la ayuda de Kirtash, y
lograron evitar que los Dioses destruyeran Idhún. Mientras ocurría
lo segundo, mi madre se quedó embarazada.
-¿Y
quién era el padre?-preguntó Vince, confuso.
-Ahí
estaba el problema-dijo Eva, sonriendo.-Mi madre no sabía quién era
el padre, aunque tanto Jack como Kirtash estaban de acuerdo en
cuidarlo fuera quién fuera el padre. Sin embargo, Alsan, el que en
un principio salvó a Jack en su forma de dragón, había sido
convertido en un licántropo cuando aún estaba en la Tierra, y no
podía controlar sus transformaciones. Ya en Idhún, una varu muy
vengativa llamada Gaedalu le regaló un amuleto que frenaba sus
transformaciones, pero le hacía tener un odio irracional hacia los
sheks y, sobretodo, hacia Kirtash. Por eso, le dijo a Victoria que si
era hijo de Kirtash, le mataría nada más nacer.
-¡Vaya!
Sí que estaba trastornado-exclamó Vince.
-Sí,
por suerte se dio cuenta de su error a tiempo y ayudó a los sheks,
junto con su dios, a irse de Idhún a un mundo inferior al que
previamente Kirtash había tirado a Jack, llamado Umadhum; pero por
desgracia la furia de los seis dioses colisionó en su cuerpo,
desintegrándolo-Eva vio que Vince se había puesto pálido. Soltó
una carcajada y se encogió de hombros.-Idhún es así.
>>Bueno,
una vez fueron expulsados los sheks, la tensión aumentó, porque
todos empezaron a culpar a Kirtash de la muerte de Alsan, que se
había convertido en el líder de Idhún. Victoria dio a luz unos
meses después a un bebé llamado...
-Eva-completó
Vince. Pero Eva negó con la cabeza.
-Se
llamaba Erik-al ver la expresión en la cara de Vince, se lo aclaró
algo más.-Mi hermano mayor. Hijo de Jack y Victoria, sangre de
dragón y sangre de unicornio. Dos años más tarde, se volvió a
quedar embarazada. Todos suponían que el bebé iba a ser hijo de
Jack, pero se equivocaron.
-¿Y
quién era ese bebé?-preguntó Vince, extrañado.
-¡Yo!-confirmó
Eva, señalándose con el dedo.-Hija de Kirtash y Victoria, sangre de
shek y de unicornio. Cuando nací, viendo el peligro que correría en
el futuro, Jack y Victoria, junto con Erik y yo, huyeron a la Tierra.
-¿Y
Kirtash?-inquirió Vince, curioso.
-Había
ido a la Tierra varios meses atrás para reunirse con otra shek
renegada-le explicó Eva.
>>En
la Tierra, borraron la memoria de mi hermano, y nos fuimos a la
antigua mansión de mi madre, en Madrid. Crecimos como niños
normales ahí, de vez en cuando visitábamos la familia de mi padre
en Dinamarca, también recibíamos la visita de mi “tío Cristian”,
el “supuesto” hermano de mi madre-esto último lo hizo haciendo
comillas con los dedos en el aire.-Por supuesto, se trataba de
Kirtash. A medida que crecíamos nos empezaron a controlar más. Nos
obligaron a comer en casa en vez de en el colegio, e incluso Kirtash
consiguió un puesto de profesor de matemáticas en nuestro
instituto. También, cuando empezamos a salir, nos enviaban mensajes
cada cinco minutos, y no podíamos estar en la calle hasta más de
las nueve de la noche. No lo entendíamos en su momento, pero claro,
ahora todo tiene sentido.
>>Todo
iba bien, hasta que Erik quemó la facultad de veterinaria de su
universidad, y yo moví el coche de mi padre con la mente, y
decidieron que no podían ocultarlo más. Nos llevaron a Idhún y nos
explicaron lo que te he contado antes. Erik se adaptó bien, al fin y
al cabo, es el hijo de los héroes de Idhún, mientras que yo...-se
le llenaron los ojos de lágrimas-...soy la hija de un monstruo. Y
gracias a mí tuvieron que huir de Idhún-se secó las lágrimas de
los ojos.-Supong que fue demasiado para mí, así que, en un arranque
de rabia, me transformé en shek y salí volando. El resto supongo
que te lo habrá contado el Sabio, así que...-se calló, ya que
percibió que Vince se había acercado a ella y le estaba abrazando.
-Desahógate-le
susurró al oído. Y así lo hizo.
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