22 oct 2014

FANFIC FAIRY TAIL: LOS JUEGOS OLÍMPICOS

Una de las razones por las que no he subido nada en muuuuuucho tiempo ha sido que he conocido el maravilloso mundo del anime. Y lo que es mejor, he conocido Fairy Tail. Por eso he decidido hacer una historia sobre ella. Si preferís ver la serie o leer el manga antes de leerlo, aquí están los links:

Y si no, intentaré explicar lo mejor posible todo y pondré imágenes de los personajes cada vez que se presente uno, de la Wiki. También hay que tener en cuenta que esta historia se desarrolla 20 años después de la trama, con lo que no serán idénticos a las imágenes.
Bueno, disfrutad!!
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La ciudad de Saigon estaba engalanada para la ocasión, y no era para menos, ya que allí se iban a alojar los atletas que participarían en los Juegos Olímpicos de ese año, una oportunidad para que el mundo conozca el nuevo país del que era la capital, formado hacía una docena de años, Conchinchina.


Julia miraba todo ese espectáculo que la ciudad, antaño vietnamita, ofrecía, con sus carteles anunciando las olimpiadas y sus modernos rascacielos que quitaban el hipo.


-Increíble, ¿verdad?-le preguntó el nadador masculino del equipo, Owen.


-Sí-afirmó Juvia.-No tiene nada que ver con Canadá.


-Chicos, ya estamos llegando-les comunicó desde la parte delantera del autobús el que seríaembajador canadiense en Conchinchina, el vicepresidente Joseph Evans.-A partir de hoy no os veré mucho, así que quiero deciros que mostréis con orgullo la bandera de vuestro país, para que todo el mundo sepa lo increible que es Canadá.


<<No es mi país>> pensó Julia para sus adentros, pero se unió a los vítores y cantó junto a los demás el himno de Canadá a pleno pulmón durante el resto del trayecto.


Esa noche, todas las miradas estaban puestas en el “Stade Olympique de Saigon”, ya que era la inauguración de los Juegos Olímpicos. El público venía no solo de Conchinchina, sino del resto del sureste asiático, e incluso había quien había cruzado medio mundo para visitar la sede de los Juegos Olímpicos. Todos los equipos se pusieron sus respectivos uniformes y se colocaron en sus respectivas salidas, dispuestos a entrar en el estadio. Pero antes de eso, tuvo lugar un número de bailes tradicionales conchinchinos, y después, para encender la llama olímpica, un representante de cada país corrió, con una antorcha en la mano, hacia la gran hoguera situada en el centro del estadio, aún apagada. El primero en llegar fue el representante de Gales, otro estado que había surgido hacía poco, cuyo aspectó le recordó a Julia a un viejo amigo, aunque no tuvo tiempo de prestarle mucha atención ya que, tras la carrera y el consecuente encendido del fuego olímpico, los distintos países participantes desfilaron hasta ocupar su lugar alrededor de la llama olímpica, para a continuación proceder al canto, por parte de la cantante conchinchina La Thi Yen, del “Hymne Olympique”.


Mientras sonaba, Julia aprovechó para mirar a ambos lados. A su izquierda se encontrana el equipo chino. A Julia siempre le había parecido curiosa la variedad racial que había en el mundo, y la discriminación que había en contra o a favor de una raza determinada. Observó detenidamente esos rostros de piel clara, cabello oscuro y ojos rasgados, hasta detenerse en un hombre que destacaba entre los demás por su constitución, ya que era bastante alto para ser chino, y se notaban unos fuertes músculos bajo el uniforme de su equipo. Pero era su cara la que le recordaba a Julia de tiempos anteriores. Le sonaba extrañamente familiar, y empezó a pensar donde podría haber visto a ese hombre antes. Había alguna familia china en Portage la Prairie, pero nadie se parecía a él. De repente, el hombre musculoso miró en su dirección, y sus ojos se tiñeron de estupefacción. Julia, cohibida, giró la cabeza hacia la derecha, encontrándose con el equipo de Gales, con su característico dragón bordado en cada equipamiento. Buscó entre los miembros el corredor que le había sonado, y cuando lo encontró, su rostro se tornó pálido.


Cabello color zanahoria. Atado con una coleta. Nariz aguileña. Alto y delgado. Increíblemente veloz.


<<No puede ser>>-pensó, al tiempo que el hombre la miraba a su vez. Juvia volvió a mirar al chino, y luego al galés otra vez. De repente las lágrimas se le asomaron por los ojos, y empezó a reirse descontroladamente. Al ver que la gente le miraba, se tapó la boca. Notó que las piernas le fallaban y, finalmente, se derrumbó.
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Otra cosa, en la tierra es el año 2036, con lo que hay países nuevos. He creado un mapa del mundo para quien quiera saber mis referencias. Conchinchina es el número 92 (en Vietnam), y las zonas rojas son zonas que se han anexionado a otros países.




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